Carolina Harboe

augustus gloop

Vivimos en un mundo de abundancia pero no sabemos gestionarla

Queremos niños “hermosos” y adultos esbeltos

Vivimos en un mundo donde un bebé gordo es sinónimo de “bebé sano”.  No tiene sentido ninguno y temo que se debe todavía a la actitud “postguerra” de cuando aquí no había para comer.  Ahora que tenemos abundancia de alimentos, parece que es un insulto a los tiempos que corren no aprovecharse de esta abundancia y “comer de todo”.  Lo triste es que todas estas calorías vacías de nutrientes en la dieta están provocando un aumento vertiginoso del índice de obesidad en nuestros hijos españoles que ya está en 15-18%.

Lo que más preocupa son los estigmas sociales como presumir de un bebé “hermoso”, alimentado a base de carbohidratos refinados y al mismo tiempo criticar a un adulto o adolescente “que se ha abandonado por completo” cuando vemos que tiene sobrepeso y sigue subiendo.  De verdad creo que nos hemos vuelto locos.  Ponemos la imagen corporal por encima de la salud y hablamos de calorías en vez de nutrientes.  En consulta me encuentro con padres queriendo engordar a bebés perfectamente sanos y adultos queriendo perder peso porque no saben cuando parar de comer.

Un resultado de este comportamiento de obligar a un peque a comer más allá de su apetito es la pérdida de la capacidad de entender cuándo el cuerpo ya no quiere más.  Vamos a crear adultos incapaces de saber si quieren comer o no porque se les raptó de este instinto ya desde muy jóvenes.  Hay terapia capaz de ayudarte a recordar de nuevo cómo escuchar a tu cuerpo.  ¿Quiero comer porque tengo hambre o porque toca?  ¿Me apetece este plato porque me llenará emocionalmente o porque me cubrirá las necesidades de nutrientes para hoy? ¿Paro de comer porque he terminado el plato o porque ya estoy satisfech@?  Es todo un trabajo de limpieza de traumas, patrones y emociones pasadas y presentes y de mindfulness ¡pero es posible! y es muy satisfactorio recuperar las riendas de tus deseos alimenticios de nuevo.

Es solo una reflexión no para deprimir sino para intentar frenar una tendencia creciente en nuestra sociedad.  Estoy convencida que hay cada vez más personas conscientes y personas despertando ¡y que lo conseguiremos!  Se trata de ofrecer alimentos sanos, naturales, de temporada y correctamente preparados a nuestros hijos y permitir que coman según sus instintos.  ¡Confiemos en que ellos quieren crecer sanos y fuertes y que saben mejor que nosotros lo que les pide el cuerpo!