Las enfermedades cardiovasculares a día de hoy son el factor de muerte número 1 a nivel mundial. Su prevención y el tratamiento dependen, en gran medida, de la salud del endotelio, la capa interna de los vasos sanguíneos. Este tejido es crucial para la regulación de la presión arterial, el flujo sanguíneo y la respuesta inflamatoria. La alimentación rica en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios, como los presentes en frutas, verduras y grasas saludables, puede ayudar a mantener la integridad del endotelio y prevenir su disfunción, un factor clave en el desarrollo de arteriosclerosis.
Flexibilidad arterial: el impacto de los nutrientes
La flexibilidad de las arterias es esencial para que el sistema cardiovascular responda adecuadamente a los cambios en la presión sanguínea. Nutrientes como el magnesio, el potasio y el óxido nítrico juegan un papel clave en la relajación de las paredes arteriales, favoreciendo una mayor elasticidad. Alimentos ricos en estos nutrientes, como las hojas verdes, frutos secos y legumbres, promueven una mejor salud arterial y reducen el riesgo de hipertensión. El óxido nítrico es un gas que actúa como vaso-dilatador, controlador de la permeabilidad del endotelio, regulador de la presión sanguínea y modulador de la coagulación sanguínea. Hace falta tener suficiente L-arginina en la dieta para poder fabricar óxido nítrico, además de ingerir alimentos con suficiente cantidad de nitratos y nitritos. La remolacha es maravillosa para este tema….¿Y te has fijado que tiene el color de la sangre?
La viscosidad de la sangre: un equilibrio delicado
La viscosidad de la sangre, o su grosor, es otro factor crucial en la salud cardiovascular. Cuando la sangre es demasiado viscosa, aumenta el riesgo de formación de coágulos, lo que puede provocar infartos o accidentes cerebrovasculares. Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos como el salmón salvaje, y las fibras solubles, encontradas en alimentos como la avena y las semillas de chía, ayudan a reducir la viscosidad sanguínea y a mejorar la circulación.
El mito del colesterol: la oxidación como verdadero enemigo
Durante años, el colesterol ha sido demonizado en la salud cardiovascular. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que el problema no radica tanto en la cantidad de colesterol, sino en su oxidación. El colesterol LDL, cuando se oxida, se convierte en un factor clave en la formación de placas ateroscleróticas, lo que endurece y estrecha las arterias. Esta oxidación es facilitada por dietas altas en grasas trans y alimentos procesados, mientras que una dieta rica en antioxidantes, presente en frutas, verduras y nueces, puede proteger al LDL de la oxidación y, por ende, prevenir la aterosclerosis. Irónicamente, las estatinas (pautadas habitualmente para reducir la producción endógena de colesterol) reducen la activación interna de óxido nítrico por lo que, uno de sus efectos secundarios puede ser muy perjudicial para la salud cardiovascular.
Magnesio: el mineral olvidado en la hipertensión
Otro mito común en torno a la salud cardiovascular es que la hipertensión arterial (HTA) se controla solo con la reducción del sodio. Si bien la reducción de sodio en la dieta puede ser importante, el magnesio juega un rol crucial en la relajación de los músculos vasculares, ayudando a regular la presión arterial. Este mineral esencial actúa como un relajante natural, favoreciendo la dilatación de los vasos sanguíneos y combatiendo los efectos del exceso de sodio. Alimentos como las semillas, las espinacas y el cacao son ricos en magnesio y deben ser parte integral de una dieta enfocada en la salud cardiovascular.
Comer un arcoíris para una salud óptima
Finalmente, un consejo simple pero poderoso: “Come un arcoíris”. Incluir una amplia variedad de frutas y verduras de diferentes colores en la dieta asegura una ingesta rica en antioxidantes, vitaminas y minerales, que protegen el sistema cardiovascular desde múltiples ángulos. Cada color representa diferentes fitonutrientes que, juntos, apoyan la salud del corazón y los vasos sanguíneos.