Hay muchas personas que aspiran a una desintoxicación integral y van en busca de la manera perfecta para así empezar un capítulo nuevo de sus vidas. El problema es que no existe una única manera de hacerlo – depende de de qué exactamente estás “sucio” o “intoxicado”. Hay personas que basan su dieta en comida precocinada por lo que su cuerpo ha acumulado grasas trans, aditivos, hormonas y antibióticos, por ejemplo. Los que viven en zonas de tierras y aguas contaminadas (esto no solo ocurre en países del tercer mundo, eh!) se contaminan de metales pesados y pesticidas que afecta a las digestiones y al estado de ánimo, entre otras cosas. Personas extremadamente pesimistas se intoxican de pensamientos negativos recurrentes de las que cuesta dejar ir. Cuando tu árbol genealógico viene cargado de temas a trabajar, puede que te encuentres viendo la vida de una manera que no te pertenece y debes liberarte de esto para así acercarte más a la felicidad. Si vives en alguna zona geopatológica, puede que te hayas cargado de energía discordante y cada que vas a tu casa, te sigues cargando…(este último ejemplo es más energética que mente-cuerpo).
Un ayuno adaptado a ti y tu estilo de vida permitirá a tu cuerpo liberarse físicamente de lo innecesario y al mismo tiempo deshacerse de lo energético/emocional asociado. Si tu estilo de vida es demasiado ajetreado, puede ser necesario que el ayuno vaya acompañado de una retirada a un lugar más tranquilo para que se lleve a cabo correctamente. Hay toda una gama de ayunos posibles desde los que duran horas y son a base de casi-nada, a los que duran semanas e incluyen una amplia gama de alimentos ¡y todo lo que hay entremedio! El cuerpo es sabio y trabajará lo que le toca. Una vez que elija las pautas que quiere (yo lo testo por kinesiología) solo quedará confiar y entregarte al proceso.
Los que me seguís más de cerca, sabréis que este septiembre hice un ayuno de 6 días. Yo no iba con ninguna intención concreta pero tenía claro que lo tenía que hacer y que iba a ser a base de agua de mar y agua pura activada. Iba tomando cada día como venía. Tuve crisis desde la tarde del día 2 hasta la mañana del día 3 donde se me engarrotó el cuerpo en tensión absoluta. Descubrí que eran miedos. Una vez identificados y liberados pude seguir con el proceso con toda la relajación que se merecía. Al vivir este proceso en mi propio cuerpo (no asesorando desde fuera a otros) me llevé muchas lecciones valiosas para mi propio proceso evolutivo, algunas de las cuales no puedo ni poner en palabras por ser muy inconscientes ¡aún así bienvenidas! Ni perdí peso, ni me desvanecí. Me obligó estar en el momento presente en cada momento. Me obligó a observarme mucho; cosa que el día a día me erradica a veces. Me obligó a trabajar un miedo muy enraizado en mi Ser que no sabía ni que tenía y ahora me siento muy liberada.
Seguro que sigo intoxicada de “cosas” pero es parte de la diversión de la vida. Quería transmitirte esta experiencia por si te resuena y si sientes que te puede ayudar o a alguien que conozcas.