Cuando tenemos síntomas desagradables ¿realmente es tan sencillo como etiquetarnos con alguna enfermedad como si estuviésemos “rotos”? Yo creo que no.
Nuestros cuerpos tienden a estar constantemente en busca del equilibrio. Están siendo expuestos a constantes estímulos que los van sacando de ese punto medio. Estos estímulos pueden ser físicos, como frío, calor, movimientos repetitivos o bruscos, por ejemplo. Podrían ser estímulos químicos, como la nutrición, la falta de sustancias esenciales, la exposición a tóxicos, por citar algunos. También, podrían tratarse de estímulos emocionales o energéticos resultantes de cambios en las relaciones con las personas que nos rodean o lugares por donde nos movemos.
Muchas veces, las adaptaciones que hacen nuestro cuerpo a estos estímulos externos o internos resultan en lo que podríamos llamar un síntoma desagradable. Esto puede llevar a pensar que tenemos alguna patología y, si la suma de los síntomas cuadran suficientemente, se nos puede etiquetar con alguna enfermedad.
Prefiero mirar estos síntomas con otros ojos. Si pudiésemos entender que nuestro cuerpo nos está intentando decir algo y, simplemente, no le estamos entendiendo ¡cuidado con la necesidad de suprimir síntomas de la que tiramos tanto en esta sociedad! Si no escuchas a tu cuerpo cuando nos susurra, puede que acabe “gritando” y con esto me refiero a que podemos pasar de una molestia leve a una patología grave.
Eso sí, a veces nos cuesta entender a nuestro cuerpo pero podemos pedir ayuda y, para eso están los profesionales sanitarios y los terapeutas. Parece realmente mágico cuando el mensaje lo hemos recibido, hemos hecho los cambios pertinentes para ayudar a nuestro cuerpo a volver al equilibrio y ¡los síntomas ya se pueden relajar hasta desaparecer! En esto, creo yo, está la curación completa pero para empezar, es muy importante quitar de la cabeza la frase “tu cuerpo funciona mal”, “estás roto” o “tienes esta enfermedad crónica”. Liberarte de pensamientos de este estilo de hace libre para hacer cambios y empoderarte de nuevo con tu salud ¡y tu vida!