Carolina Harboe

DSC 6243

¿Y Porqué Hacemos Esto Con Nuestros Hijos?

Vamos a cuestionarnos un poco…

Parto del hecho que los bebés no son como adultos y no les podemos tratar como tales.  Entendido.  Se están desarrollando a su ritmo y nuestra labor es acompañarles en este desarrollo dándoles las herramientas que creemos que deban necesitar para la vida adulta y cada vez más independiente.  Dicho eso, veo gestos alrededor de la comida que no tienen nada que ver con esta falta de desarrollo infantil.  No me parecen lo mejor para nuestros adorables peques y a continuación os redacto algún ejemplo.

1. Darle cereales por la noche para que duerma mejor – Si tu pareja sufriera de insomnia ¿le darías un plato de pasta o una paella para antes de dormir a ver si descansa mejor?  Esta teoría con los bebés se basa en que solo se despiertan por hambre (falso).  Si realmente consigue dormir después de haber ingerido un plato de carbohidrato de liberación lenta destinada a alimentar los músculos (para que se mueva) y el cerebro (para pensar), está haciendo la digestión mientras duerme y esto no le sienta bien a nadie.  Toda glucosa que libera este cereal y que no se quema (ya que por la noche no le dejaremos moverse) irá al hígado para ser almacenado como glucógeno (reservas limitadas) y luego como grasa (ilimitado).  ¿te haces una idea de lo que estamos provocando en su cuerpecito?

2. Obligarle a comer “la fruta” – Esta receta parece ser la única manera en la que podemos dar fruta a nuestros hijos y tienen que soportar el sabor de este mejunje insípido para merendar cada día durante 18 meses hasta que les consideremos suficientemente grandes para poder tocar y jugar y explorar con las maravillas a temporadas que nos ofrece la naturaleza.  Receta para “la fruta” = media manzana, media pera, un plátano y el zumo de media naranja, todo trituradísimo.  Supongo que se espera que nosotros nos comamos las otras mitades y que cada niño entre los 6 y los 18 meses en España cada día querrá comer todo lo que salga de esta mezcla si no quiere ser etiquetado como un niño-al-que-no-le-gusta-la-fruta.  Propongo una alternativa.  Ahora tenemos nísperos, cerezas, paraguayos, plátanos, albaricoques, fresas, nectarinas, melocotones.  Ya mismo tendremos higos, melones y ciruelas.  ¿Se te están ocurriendo algunas ideas de macedonia más divertida?  Tu hijo tiene derecho de saber a qué sabe cada una de estas frutas.  Aunque no te atrevas a darle trozos, puedes triturarle una de estas frutas en un poco de bebida de arroz, zumo de manzana, yogur de cabra…¡y que descubra el maravilloso mundo de la fruta de temporada.

3. Obligarle a comer y punto – Nunca, nunca hay excusa para obligarles a comer.  Este tema daría para un post entero.  Te invito a visitar mi web dedicada a este y muchos otros temas alrededor de la nutrición infantil.

4. Desde los 7 meses el pollo y la ternera aparecen en el menú diario – ¿Tú comes pollo y ternera cada día? ¿Porqué creemos que nuestros hijos deban hacer lo mismo?  Se parte del hecho de que necesitan hierro ya que la leche no contiene hierro así que su única fuente sería la carne roja y el pollo.  ¿Te habías preguntado cómo se había hecho hasta ahora?  No había tanta carne disponible y nunca ha sido tan barata.  Hay sociedades milenarias vegetarianas que nunca han dado carne a sus hijos y no han muerto todos de anemia.  La leche contiene hierro unido a una proteína llamada Lactoferrina.  No se busca en los análisis de la composición de la leche porque pocos conocen su función vital para subir defensas sin alimentar virus, hongos o bacterias (como hace el hierro libre).  Las anemias infantiles más comunes son por causa de infección o sangrado oculto en heces por una intolerancia/alergia alimentaria no diagnosticada (no por falta de ingesta)

5. Los niños pueden comer chuches de vez en cuando. Cuando eres adulto es distinto, dicen (?) – El marketing alrededor de los chuches y mucha de la comida basura va dirigido hacia nuestros peques ¿Porqué? Hay esta falsa sensación de que niño puede merendar una bolsa de chuches y no le va a pasar nada.  Cuando veo escenas de este tipo, me apetece preguntarle al cuidador presente en ese momento ¿Y tu merienda?  También es una bolsa de chuches?  O es que te da miedo reventar tu páncreas, crear una resistencia a la insulina, empezar a acumular grasas e inhibir tu sensación de saciedad para empezar a ingerir cantidades colosales de calorías innecesarias y terminar con síndrome metabólico?  ¡Lo mismo ocurre dentro del cuerpo de un niño que de un adulto y le estás sentenciado a una vida atrapada dentro de un cuerpo enfermo!

Creo que la clave es volver al sentido común y volver a escuchar nuestros instintos.  Si la fuente de información nos está intentando vender algo, desconfía y busca información de fuentes fiables e independientes.  Recordemos actuar en base al amor en vez del miedo. ¡No falla!