Muy a mi pesar, he elegido para este artículo un título llamativo pero científicamente incierto. Quiero desmentir, rápidamente, el hecho de que estás leyendo esto para saber «si tienes o no tienes parásitos». Vamos a partir de la alta probabilidad de que la respuesta es ¡Sí, tienes parásitos! Recuerdo, hace años, leer a un médico funcional de USA que sostenía que si parpadeas, tienes parásitos.
Lo importante es asegurar que estén «controlados». Me refiero a que estén en un número suficientemente bajo y en un terreno poco propenso a ser parasitado:
- con un sistema inmune potente
- una variedad amplia de microorganismos beneficiosos
- libre de tóxicos y contaminación electromagnética
- recibiendo una dieta nutritiva.
Reformulo el título desde ya. Voy a compartir una lista de 9 signos que podrían ayudarte a saber si tus parásitos están creciendo por encima de lo que es saludable para ti y te están causando problemas de salud.
Quiero hacer un apunte biológico para que puedas imaginar, visualizar o, por lo menos, entender un poco más de qué tipos de microorganismos estamos hablando cuando usamos el término parásito. Hay dos grandes grupos – los helmintos que se pueden llegar a ver con el simple ojo y solemos englobar bajo el concepto de gusanos y los protozoos que son unicelulares – y ambos de caracterizan por aprovecharse del huésped para su bienestar. Son capaces de hacer daño a su huésped con tal de obtener lo que necesitan para crecer y reproducirse.
Me voy a resistir de incluir fotos reales de parásitos por razones obvias ¡pero creo que te haces una idea!

Con esto aclarado ¡vamos con la lista!
- Problemas digestivos – la mayoría de los parásitos se encuentran en el sistema digestivo por lo que podrían ser la causa de tu estreñimiento, diarrea, hinchazón abdominal, intolerancias alimentarias, cólicos etc. Dicho esto, a veces se encuentran más cómodos en otros huecos húmedos y cálidos de nuestros cuerpos como los ojos, la vesícula biliar o el ombligo.
- Niebla mental – Muchos de los subproductos de los parásitos (o sea, sus «heces») son tóxicos para nosotros. Cuando se acumulan en nuestro cuerpo, nos pueden provocar una sensación de embriaguez o falta de capacidad de concentración, sobretodo, a primera hora de la mañana después del proceso de detox hepático nocturno. Si te levantas con la cabeza embotada, la lengua «sucia» y muy mal aliento, te aconsejaría mirar a fondo tu microbiota y ¡cuidar mucho a tu pobre hígado!
- Agresividad y otros desequilibrios emocionales – En mi opinión, los parásitos son los microorganismos que más afectan las emociones. Bueno, se podia discutir que comparte podio con la Cándida. Cuando veo, sobretodo, a niños con problemas de agresividad, viviendo con un enfado constante con el mundo, sospecho de una necesidad de limpieza intestinal.
- Bruxismo – Estoy segura que hay muchas razones por las que sufres de tensión mandibular y mis compañeras odontólogas te podrían pasar una lista entera pero, cuando no se resuelve por sus intervenciones, es posible que estos pequeños seres, no invitados, en tu intestino, sean los responsables de este síntoma.
- Tendencia a alergias y/o enfermedades autoinmunes – Observo, a menudo, una hiper-reacción del sistema inmune resultante de la presencia de parásitos en exceso, de hecho, hay un marcador concreto que algunas analíticas de heces incluyen para determinar si esto está pasando en ti. No basta con buscar anticuerpos o «culpables» externos (a qué eres alérgico) cuando la solución reside en modular al sistema inmune mediante una recuperación de una microbiota saludable.
- Cansancio extremo/fatiga crónica– Recuerda que se están quedando con tus nutrientes. Todo ese esfuerzo que estás realizando para cuidar tu dieta, lo está aprovechando ese ser invasor de tu intestino. Si a esto, se le suma la malabsorción de nutrientes que puede provocar y la posible activación del sistema inmune ¡te quedará poca energía para vivir plenamente!
- Dolores articulares – Junto con cualquier otro síntoma de una inflamación crónica, éste es de los más comúnes y de los más difíciles de identificar como parasitosis. Cuando se inflama una de las mucosas del cuerpo, todo el sistema común de mucosas se puede inflamar y el síntoma se puede manifestar en un lugar muy lejano al hogar de parásito. Cualquier dolor crónico (con o sin lesión) es resultante de una inflamación por lo que la solución sería eliminar la causa de dicha inflamación.
- Picores – Estos «bichitos» son los culpables de muchísimas de las afecciones en la piel tanto por la hiper-reacción del sistema inmune (tipo alergia o autoinmune) que provocan como por las toxinas que emiten – las cuales irritan la piel. Están detrás de muchos casos de prurito, dermatitis atópica, excemas…Recuerda que los piojos (culpables de los picores del cuero cabelludo) ¡también son parásitos! Nos es raro encontrar parásitos por dentro de estos peques que están siempre lidiando con estos bichitos tan molestos en el pelo.
- Insomnio – los parásitos se despiertan de noche y cualquier síntoma que empeora cíclicamente de noche (o con la luna llena) me hace sospechar de estos microorganismos. Esos niños que se despiertan «cabeza abajo» en la cama, vuelven a dormir plácidamente sin moverse tanto, una vez reducimos sus parásitos en número.
Espero que esta lista te ayude a identificar o descartar un posible problema de parásitos. Siempre puedes compartir este artículo a quien crees que le pueda ayudar.
En caso de duda, se puede realizar una analítica detallada de heces como ésta y ¡estaré encantada de ayudarte a interpretarla y poner remedio! Contáctame antes eso sí, para tener un descuento en el coste de la analítica.
Creo que he conseguido transmitir información práctica e útil sin sonar alarmista ni demasiado detalle repungnante. El tema de los parásitos es bastante «tabú» en la sociedad en la cual me he criado pero hay países enteros muy concienciados con el tema y se habla de las temporadas de desparasitación familiar con toda naturalidad y apertura.
He visto una y otra vez, a personas recuperar su salud al recuperar el equilibrio de su microbiota, así que espero que nos podamos ir abriendo más a la existencia de este problema mucho más común de lo que nos gustaría pensar.