Muchos de vosotros llegáis a mí en búsqueda de ayuda nutricional sin saber nada previamente sobre la kinesiología. Otros, en cambio, buscáis kinesióloga a raíz de haber tenido buenas experiencias en el pasado con esta técnica también conocida como “test muscular”. A todo esto ¿te intriga entender qué pasa cuando mezclamos ambas herramientas? ¿Quieres saber todo lo que se puede conseguir cuando nos abrimos a trabajar juntos con estas técnicas?
Hace más de 10 años, entre mi primer y mi segundo embarazo, el Universo me presentó a la kinesiología. Mi homeópata de aquel entonces, Zoe Holden, en consulta me preguntó adónde quería ir con mi carrera como nutricionista y le expresé mi deseo de poder detectar intolerancias alimentarias en bebés y niños sin tener que hacerles pruebas dolorosas y traumáticas. “Fórmate en kinesiología!” me dijo con contundencia y, como era la segunda vez que alguien me pronunciaba dicha “palabreja” en una sola semana, lo tomé como una señal y emprendí una búsqueda activa de un curso en esa materia.
Fue en aquel momento que se cruzó en mi vida un Maestro que me cambiaría la vida para siempre, mi querido Francesc Marieges quien vive, respira y late la kinesiología en todas sus células. Me enseñó cómo testar y su protocolo que divide el cuerpo en físico, químico, emocional, electromagnético y energético/sutil con el que, aún a día de hoy, uso como base en mis sesiones. Eso sí, lo más valioso de sus enseñanzas que guardo cerca de mi corazón en todo momento es el hecho de que estoy a servicio del cuerpo que tengo en consulta, del cuerpo en todas sus capas y dimensiones. No se trata de lo que yo creo sino que me dejo sorprender y permito que tu cuerpo me enseñe el camino, a través de tus palabras, tus objetivos y del testaje.
Obviamente, mi formación profunda y constante en la materia de la nutrición y el biohacking me ayuda a atenderte mejor con tus síntomas y asuntos de salud pero, cada día le doy gracias a kinesiología por ayudarme a ayudarte:
- Me guía sobre el orden en el cual tu cuerpo quiere atender a los temas pendientes
- Me permite testar dosis y duración de todo tratamiento recomendado
- Me enseña si hay temas en el campo emocional, energético, electromagnético, físico etc. a tratar que ayudarán a obtener resultados
- Impide que sea más de lo que tu cuerpo sea capaz de asumir – reducimos el riesgo de “crisis curativas” y me permite trabajar hasta con bebés recién nacidos, si hace falta
- Me ayuda a especificar marcas concretas de productos, momentos exactos en el día en el cuál tomarlos, combinaciones efectivas etc.
- Es la herramienta más perfecta para poder personalizar pautas dietéticas como los números de comidas al día, %. de macronutrientes, aliños, recetas recomiendas, alimentos medicina o alimentos a evitar o reducir, ingesta hídrica, dietas específicas, detox personalizadas, formas de cocinar…
Claro que todo esto lo podría aplicar desde mi mente, desde mi formación y experiencia, desde mi conocimiento o calculando numéricamente pero no somos máquinas y no seguimos patrones específicos. Sin la kinesiología, mi terapia se basaría mucho en “prueba y error” sin graves consecuencias, probablemente, pero sin una guía más fija de lo que quiere cada cuerpo en ese instante. Somos seres únicos y en cambio constante y la kine me permite trabajar contigo respetando el momento presente en el cual te encuentras ahora y en coherencia con tu objetivo personal concreto.
Si me conoces bien, sabes que estoy en varios proyectos profesionales y siempre estoy creando cursos y materializando ideas nuevas. Dicho esto, creo que ha llegado un punto en el cual puedo decir que ¡la kinesiología y la nutrición viven, respiran y laten en mi, también!